
La sociedad narcisista en la que vivimos valora en voz alta y a gritos la eficacia y da muchísima importancia a lo joven, lo bello y hermoso. Por lo tanto la vejez es un contravalor y no se considera en absoluto la “sabiduría del corazón” que representan nuestros mayores con los años vividos.
Debido a esta cultura “moderna” y a otros factores sociales, en ocasiones, los ancianos son para algunos familiares e hijos una carga que se pasan de unos a otros y muchos de ellos terminan desamparados.
Sin embargo, en esta misma sociedad, en la actualidad, las personas mayores, nuestros abuelos son más protagonistas de lo que parece.
Son la voz de la experiencia y la sabiduría. Los abuelos aportan experiencia, cariño y valores a los nietos, a sus hijos y a todo aquel que les escucha, con una aportación muy importante. La experiencia.
Incansables, cada día demuestra que siguen manteniendo un espíritu activo y representan una mina inagotable de veteranía. Son expertos.
Atrás ya han dejado una etapa de su vida que se llama juventud cargada de empeño y esfuerzo, algunos por sobrevivir para ganar en años y en experiencia.
Ellos forman parte del recuerdo vivo de una sociedad que siempre les debe tener presente y agradecer cada día todo lo que hicieron en su momento.
De ahí nuestro enorme empeño por prestarles ayuda, por darles un servicio de alta calidad y por poner a su disposición cuanto precisen, garantizando su calidad de vida y una gran sonrisa.
Sin duda en Residencia Padre Damian, consideramos que; el aprendizaje continuo que nos lo ofrecen cada día, aun no estando, en ciertas ocasiones, en condiciones “normales” tiene un alto valor para afrontar nuestras vidas de prisas y aceleradas.
Por ello, es un orgullo decir que cada día al salir de trabajar, hemos aprendido algo nuevo.